EL Canal de Castilla fue la obra más prometeica de la Ilustración, afirma el escritor Raúl Guerra en Castilla en Canal, un libro que recorre los 207 km que conforman este monumento de ingeniería hidráulica, que se extiende a lo largo de las provincias de Palencia, Valladolid y Burgos.

Declarado Bien de Interés Cultural en 1991, la ruta hermana como pocas; naturaleza e historia. Ya en sea a pie, en bicicleta, piragua o hasta a caballo o en carro. Las opciones para recorrerlo y disfrutarlo son muy variadas. Por las localidades por las que discurre o en los hitos arquitectónicos que escoltan sus aguas. Como valor añadido, el Canal comparte itinerario con el Camino de Santiago.

El primero de los tres ramales que se tienden sobre el cuerpo amarillo de Castilla y León es el Norte, con 75 kilómetros: nace en la población de Alar del Rey, toma las aguas del río Pisuerga y se extiende hasta Ribas de Campos, donde sus aguas se juntan con las del Carrión. A continuación nos cruzamos con el Ramal de Campos, el más largo (78km) y que ve la luz en Calahorra de Ribas, sigue su curso por la comarca de Tierra de Campos y se despide en Medina de Rioseco. Finalmente, el Sur germina por una bifurcación del anterior, llega hasta Valladolid y suma 54 km.
Comienza la aventura

Comenzando la casa por el tejado; la mejor partida para este mágico camino de agua es la localidad palentina de Alar del Rey, “cabeza de la serpiente” que inscribe en un monolito el siguiente recordatorio “Aquí nace el Canal de Castilla, obra de ingeniería hidráulica del siglo XVIII”. En las aguas de este kilómetro cero, se celebra la Fiesta del Descenso del Pisuerga, declarad de Interés Turístico Nacional. También se presta la posibilidad de alquilar piraguas y bicicletas gracias a una asociación que vive a orillas del Canal.

Seguimos por las localidades ribereñas palentinas, hasta el punto donde las aguas del Canal se cruzan con las del Pisuerga, en las inmediaciones de Herrera de Pisuerga. Allí, nos topamos con las presas de San Andrés y la del Rey. Así como un centro de interpretación que nos propone un curioso acercamiento a los elementos y sistemas de navegación por este mágico camino de agua.

Prosiguiendo nuestro recorrido por la N-120 hacia Melgar de Fernamental que, ya en Burgos merece una parada por la perdurable y solida belleza del acueducto de Abánades, que salva el curso y el valle del río del mismo nombre, también conocido como Valdavia. Aquí sería necesario dejar a un lado los vehículos de motor, ya que no es posible acceder a él sobre cuatro ruedas.

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