Dado el importante esfuerzo físico que suponen las labores agrícolas, así como la dureza del clima, los platos han sido consistentes. Los más característicos son el cocido de garbanzos, tocino, morcilla, relleno, carne de oveja "machorra", costillas o los adobados de la matanza.
Otros platos muy populares son las legumbres, sopas de ajo, conejo guisado, pollo tomatero, lechazo asado, chuletillas de lechazo a la brasa.
La matanza del cerdo proporciona embutidos adobados, jamón serrano, chorizo, morcillas, cecinas....
Producto de las fértiles huertas encontramos lechugas, cebollas, puerros, coliflores, tomates, cardo, etc.
En el apartado de postres, rosquillos, pastas, magdalenas, orejuelas, quesos, peras y manzanas asadas o cocidas al vino culminan cualquier comida.