El Canal de Castilla aspira a conformar una ruta turística similar al Camino de Santiago

Hace 20 años, los pueblos ribereños vivían de espaldas al Canal de Castilla. Desde finales del siglo XVIII había constituido un lugar de duro trabajo de carga y descarga para los hombres y de lavadero para las mujeres, por eso, tras prohibirse la navegación por sus aguas en el año 1957, y después de haber contabilizado hasta 350 barcas viajando por su cauce, cayó en un grato olvido para sus habitantes.
En 1957 se prohibió la navegación por sus aguas, que se recuperó a finales de los años 90

En la actualidad, los 38 términos municipales canaleros de las provincias de Palencia, Burgos y Valladolid por los que discurre distribuido en tres ramales han descubierto en esta ingente obra hidráulica de 207 kilómetros de longitud un recurso turístico de gran potencial que ya está ayudando al desarrollo económico de alguno de ellos. El objetivo es que llegue a formar parte de la oferta turística como una ruta similar al Camino de Santiago, para lo que ya se están dando los primeros pasos.

Aunque difíciles de cuantificar porque no todos hacen uso de los centros donde se contabilizan, cada vez son más los turistas que recorren el Canal en alguna de las diferentes modalidades posibles: a pie, en bicicleta, a caballo, en piragua o en alguna de las tres embarcaciones habilitadas para la navegación turística.
Los municipios ribereños ya conciben el Canal como un recurso que les puede ayudar para su desarrollo

Ha sido la Asociación Adeco Canal de Castilla la que, tras su creación en 1994, se empeñó en recuperar el Canal para sus pueblos y ponerlo en el mapa como un recurso turístico único. «Es singular, no hay nada igual o parecido porque nos permite disfrutar a la vez de paisaje, naturaleza y arquitectura», describe Araceli González, miembro de Adeco Canal de Castilla.

Campañas de sensibilización

«Cuando la asociación empezó a funcionar, lo primero que hicimos fueron campañas de sensibilización entre la población, en centros de iniciativas turísticas, asociaciones culturales y ayuntamientos para dar a conocer las posibilidades que tenía», explica González. Al mismo tiempo, la asociación, una entidad sin ánimo de lucro con sede en Frómista, puso en marcha una serie de actuaciones que aún perduran y que constituyeron «las semillas que han germinado y ya están empezando a dar sus frutos», añade González. El más importante de esos frutos es que la población ribereña ya lo concibe como un recurso turístico que puede ayudar al desarrollo de sus localidades.
Un marco ideal para actividades de ocio y deportivas

Además del uso turístico que se está consiguiendo dar al Canal de Castilla, está empezando a ser utilizado para actividades deportivas, de ocio y solidarias que están dando un plus al valor que ya tiene, según destaca Araceli González, miembro de Adeco Canal de Castilla. Todo ello se está haciendo en total consonancia con la Confederación Hidrográfica del Duero y tratando siempre de que primen los dos usos principales para los que está destinado en la actualidad, que son el abastecimiento humano y el regadío.

Declarado Bien de Interés Cultural como Conjunto Histórico en junio de 1991, el Canal es un cauce artificial construido en los siglos XVIII y XIX que nace en Alar del Rey para transcurrir en tres ramales por las provincias de Palencia, Burgos y Valladolid.

En sus 21 años de existencia, Adeco ha trabajado de forma intensa para lograr el acondicionamiento de los caminos de sirga, que han pasado de ser intransitables a permitir hoy disfrutar de espectaculares paisajes. Otras actuaciones llevadas a cabo han sido la primera señalización de la Ruta del Canal, que después se fue ampliando, la creación del Museo del Canal en Villaumbrales o la oficina de turismo en Alar del Rey.

Pero, sin duda, uno de los logros más destacados de esta asociación fue conseguir que el Canal volviera a ser navegable. González recuerda que la Confederación Hidrográfica del Duero, organismo del que depende el Canal, lo prohibió en 1957 y gracias a las negociaciones con Adeco volvió a permitirlo a finales de los años 90, aunque con ciertas limitaciones, como que solo podrán navegar por sus aguas barcas eléctricas. En un principio se limitó a embarcaciones de hasta un máximo de ocho plazas que después se amplió para consentir la navegación de los barcos turísticos de 32 y 50 plazas que ahora surcan sus aguas.

Una vez que ya están empezando a germinar las semillas que empezó a sembrar Adeco hace más de 20 años, la asociación pretende dar un paso más que lleve al Canal no solo a ser considerado por sus habitantes como un recurso turístico, sino que además tenga esa consideración dentro del circuito provincial, regional y nacional. Para ello, explica Araceli González, el objetivo es que llegue a tener la consideración de ruta en términos similares al Camino de Santiago, de tal forma que pueda ofrecerse en paquetes turísticos por operadores o agencias de viajes. Ya se han mantenido los primeros contactos y reuniones, y desde la asociación se confía en poder lograrlo y devolver así la alta consideración que llegó a tener, aunque con usos totalmente diferentes.

Fuente de la noticia: